XV SEMINARIO LATINOAMERICANO DE TRABAJO SOCIAL
Guatemala, C.A.
EJE TEMATICO: "FAMILIA"
TEMA: DESARROLLO Y FAMILIA: ARTICULANDO LO PERSONAL Y LO SOCIAL
INSTITUCION: ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMA
1. Analizar los efectos del Modelo Neoliberal en el bienestar familiar de los países pobres
2. Reconocer la interrelación entre Desarrollo, Familia y Personalidad.
3. Describir la articulación entre Desarrollo Social y Desarrollo Personal en Bienestar Familiar.
EJEMPLOS TEMATICOS:
I. Introducción
II. Familia y Modelo de Desarrollo
III. Desarrollo, Familia y Personalidad
IV. Perspectivas en la promoción del Bienestar Social
INTRODUCCION
El tema central de nuestro taller "La Familia ante los desafíos
del Siglo XXI" resulta tan complejo como el tema central de XV Seminario
"Nuevos Escenarios de Intervención del Trabajador Social".
Muchas son las variables que podemos priorizar para
abordar la familia de hoy y quizá no podemos siquiera concluir con una
definición universal de esta unidad social.
Para unos, la familia es el núcleo donde nace, crece y se
desarrolla el ser humano y obtiene las bases para la satisfacción de las
necesidades básicas, cuya estructura íntima incluye padres e hijos.
Para otros la familia es la unión de personas para vivir
con cierta estabilidad e incluye hasta una pareja de cónyuges y/o madre- hijos
o padre-hija.
Ello nos da una idea de la multiplicidad de prioridades,
enfoques, concepciones, modalidades o fenómenos que se desprenden del estudio
de la familia de hoy.
Más compleja es la situación, cuando sabemos que todos lo
cambios que se dan en la familia expresan, sensiblemente, los cambios en los
diversos sistemas y subsistemas que modelan su estructura, naturaleza y
dinámica y la vemos como una unidad de producción y reproducción dentro del
sistema social, destacando su función en los procesos individuales de apoyo
afectivo y además en el mantenimiento de la vida de sus miembros.
Estudiar la familia de hoy, entonces, requiere considerar
las características actuales de la época que es sustancialmente distintas a
hace apenas unos años atrás. Lo significativo de hoy es el estremecimiento y
desarticulación de los modelos económicos, políticos y sociales conocidos y la
ausencia de reordenamiento alternativos que viabilicen nuevas opciones de Desarrollo
Humano y Familiar.
Es dentro de esta consideración textual, que intentaremos
reflexionar sobre cuatro ejes inseparables que se entrelazan en el seno y en el
entorno de la familia latinoamericana. Esos ejes son Desarrollo, Familia,
Personalidad y Sociedad.
Partimos del supuesto de que, el modelo de Desarrollo que
se está imponiendo en la economía, Estado y relaciones sociales de los países
latinoamericanos inviabiliza el desarrollo económico y político de nuestras
naciones, disminuye las posibilidades de bienestar social, estrangula los
niveles de vida de nuestras familias e inhibe el Desarrollo Social.
Para desarrollar este esquema, abordaremos, brevemente
los efectos del modelo económico social
en el bienestar familiar, posteriormente analizaremos cómo la familia concentra
en su dinámica una inseparable relación entre el bienestar personal y el
desarrollo social, para luego, abordar qué perspectiva tiene la familia que
actúa en esta coyuntura de crisis y las estrategias que debemos priorizar para
promover cohesión familia con identidad social.
I. FAMILIA Y MODELO DE DESARROLLO
Iniciaremos esta reflexión con el pensamiento de Antoni
Elizalde, en relación con el concepto desarrollo y la ilusoria percepción de
que el Desarrollo significa evolución, ascenso, progreso, mejoramiento:
"Durante
largo tiempo hemos creído que cualquier iniciativa que nos llevase a una mayor
modernidad era buena; se llegó a creer que "todo tiempo futuro sería
mejor". Sin embargo, no todo proceso de desarrollo ha conducido
necesariamente a una situación más beneficiosa, y por otra parte, no todos los
esfuerzos y los resultados de esos esfuerzos, se han traducido en beneficios
para todos los involucrados en dichos procesos. Más aún, toda la evidencia
histórica nos muestra que siempre el desarrollo de algunos se ha hecho a costa
del empobrecimiento de otros". (Ponencia Central en el VIII Congreso
Nacional de Trabajadores Sociales, Barranquilla, Agosto 1994).
El análisis de Elizalde es sumamente útil para introducir
nuestras reflexiones sobre el Modelo de Desarrollo Neoliberal y su efecto en el
bienestar familiar.
Luego de una década de haber iniciado las políticas de
ajuste de nuestras economías ineficientes, de modernización del Estado y de las
relaciones internacionales de intercambio, son pocos los que se atreven a
fundamentar su defensoría del modelo, en base a los resultados obtenidos.
No se ha observado mejoramiento del estado de bienestar
que originalmente se esperaba con el mencionado efecto de derrame que se había
anunciado en la economía, una vez aplicadas las innovaciones tecnológicas con
eficiencia y modernización de las relaciones productivas.
El replanteamiento del papel que estaban jugando hasta la
década de los 70, los actores socioeconómicos: El Estado,el Capital, las
fuerzas productivas, la sociedad civil, y su encuadramiento en un modelo que
privilegiaba las leyes del mercado, la racionalidad económica y la eficiencia
técnico-administrativa, no ha podido articularse en un sistema coherente, que viabilice
el desarrollo con equidad.
Lo evidente, al final de la década de los ajustes, es el
mayor empobrecimiento de grandes contingentes humanos, la pauperización de las
capas medias, la reducción del gasto social, con la consecuente restricción de
los servicios sociales; agudización de la violencia social y familiar,
inseguridad pública, desmembramiento de las estructuras de poder y desarrollo
del antiestatismo.
Con todo ello se descalifican un conjunto de asociaciones
que expresaban avances en los procesos de democratización de nuestras naciones
como son la relación entre Sociedad Civil y Estado, que son complementarias,
porque parten de la incapacidad del Estado en materia de políticas sociales,
que la propia sociedad civil había venido asumiéndola, con ventajas y
desventajas, pero que al final, introducían nuevas modalidades participativas y
autogestionarias que promovían desarrollo humano.
Igual sucede con la asociación entre mercado libre y
planificación que también es históricamente ascendente ya que como dice
Hinkelambert "El Desarrollo de la Planificación en contra del mercado lleva a la
burocratización excesiva y a la sobreplanificación que ahogan la dinámica
económica. Se necesita un pensamiento de equilibrio entre ambas, en la cual, la
planificación encuentre su legitimidad en la superación de los desequilirios
macroeconómicos, y el mercado como fuerza descentral, dinamizadora...".
El principal efecto que ha tenido el modelo de desarrollo
Neoliberal, puede medirse en la reducción de los indicadores cuantitativos
(aumento de la pobreza) y cualitativo (niveles de vida) de bienestar familiar.
Cada uno de nuestros países presenta cifra con parámetro comprobado, sobre la
reducción de las oportunidades de empleo, aumento del déficit habitacional, surgimiento
de enfermedades típicas de la pobreza y promiscuidad, como el Dengue, el Cólera
o el SIDA; la ampliación de la violencia intrafamiliar que reproduce
intergeneracionalmente relaciones sociales agresivos y aniquilantes.
Pero los efectos del modelo Neoliberal en el bienestar
familiar no sólo tiene que ver con indicadores estadísticos. Se pueden plantear
interesantes hipótesis sobre la modificación de los patrones de conducta y
relación entre los miembros de la familia que se inspiran en los principios y
pilares neoliberales y que se convierten en una nueva ética y moral antihumana,
ejemplo de ello, es la internalización del individualismo y la competencia que
atenta contra la indispensable solidaridad y colaboración entre los miembros de
la familia.
Principios como el totalitarismo como modelo de
autoridad, rige el ejercicio del poder en las relaciones económicas y políticas
internacionales desde el momento en que nuestros países han perdido su
capacidad y derecho a la autodeterminación en sus decisiones más elementales
con el consecuente sometimiento a políticas y planes extranjeros, y no sólo en
su estilo de desarrollo como ha sido histórico en las naciones dependientes.
La maximización de la dependencia, producto del ajuste,
violenta y conflictiva la dirección de nuestros estados ya que la aplicación de
las medidas pasan indispensablemente por la irracionalidad de lo externo, de lo
transnacional, que obliga a sacrificios inconscientes que agreden la capacidad
de tolerancia de nuestras poblaciones con efecto visible en la violencia
generalizada, no sólo de carácter público, sino también en el espacio íntimo de
la familia.
El autoritarismo se expresa hoy con crudeza en las
relaciones familiares donde el sometimiento, la sujeción, el miedo castran el
desarrollo de la personalidad de los niños, las mujeres o los ancianos y se
descalifican los acariciados valores de autonomía, disentimiento,
autoafirmación, autoestima y participación con que hemos soñado en las familias
de hoy.
Es por ello, que las Naciones Unidas, en la celebración
del año 1994, Año Internacional de la Familia , incorpora el concepto de familia en
riesgo, para referirse a aquellas unidades vitales, incapaces de cumplir las
funciones básicas de producción, reproducción y socialización. También
imposibilitadas para satisfacer las necesidades básicas de sus miembros en
aspectos tales como la salud, la nutrición, la vivienda, atención física y
emocional y el desarrollo personal con autoafirmación.
Son aquellas familias cuyos miembros pierden el sentido
de seguridad personal de grupo, que experimentan explotación física o
psicológica y que anulan a sus miembros en lugar de promoverlos.
Estas familias en estado de riesgo crecen aritméticamente
mientras la familia afectiva, pacífica y unida, con que soñábamos, se extingue
en la modernidad.
II. DESARROLLO, FAMILIA Y PERSONALIDAD
Hemos visto algunos elementos que identifican los efectos
del modelo de ajuste en la familia como unidad social.
Intentaremos ahora adentrarnos en las relaciones
intrafamiliares para observar el papel de esta familia en riesgo en el
desarrollo y formación de la personalidad humana.
Ello es pertinente cuando hablamos de los nuevos desafíos
que se presentan al Trabajo Social como resultado de la crisis de la sociedad y
la vida, ya que, generación tras generación, hemos acariciado perfiles ideales
del ser humano (a) nuevo (a), capaz de gestionar mejores rumbos y convivencias.
Decíamos al inicio de estas reflexiones, que los cambios
en la época han redimensionado las perspectivas del bienestar humano.
Nuevos principios regulan las relaciones entre las
naciones que, aunque sigan determinados por los grandes del norte, no pueden
ya, desconocer los pequeños y del sur.
En medio de la crisis mundial se intenta delimitar una
agenda para las relaciones internacionales donde indispensablemente se
convoquen a todos los intereses de las regiones y países que habitamos el
Planeta y donde cada partícula de interés puede determinar el producto y futuro
de la especie.
Este fenómeno se relaciona con el tan mencionado proceso
de globalización del Desarrollo, que significa que las decisiones esenciales
sobre la perspectiva de la vida humana no tiene fronteras nacionales, que se
han articulado ejes de interés sobre el futuro de la humanidad que escapan a
las posibilidades de control de las unidades sociales simples y que hoy existen
decisiones globales que estremecen a cada ser humano y a cada familia al margen
de su voluntad.
Entre esas decisiones podemos citar por ejemplo, el
control del medio ambiente, la reproducción de nuevas enfermedades, la
ingerencia de las comunicaciones, la promoción de la mujer, la producción
mundial de alimentos, etc. que llegan al seno de nuestra familia sin que demos
cuenta de ello.
Ello modifica sustancialmente la naturaleza del
Desarrollo Humano y la dinámica familiar. El niño en una familia recibe
condicionamientos ambientales que modelan su personalidad y su conducta con
mayor fuerza que los condicionamientos que pueden ofrecer sus padres.
Por ello, el análisis estructural, macro social tiene
necesariamente hoy, que complementarse con el análisis microsocial,
intrafamiliar y psicosocial que concilie la personalidad con el contexto, como
ejes para definir estrategias de impacto.
La personalidad es la expresión concreta de la esencia
humana individual y define una determinada integración de los rasgos
socialmente significativos y de las relaciones sociales de una sociedad, a
nivel de individuo. Lo principal en la personalidad no es su naturaleza física
abstracta, sino su cualidad social. Las relaciones sociales de la personalidad
son la manifestación de las cualidades sociales del humano(a) en su actividad y
conducta.
Por ello el desarrollo humano, o desarrollo personal está
hoy determinado por el Desarrollo Social. Tanto en condicionantes íntimas como
externas del ser humano.
Sabemos que el funcionamiento psicosocial resulta de las
interrelaciones de cada sistema básico de la personalidad llevando a cabo sus
responsabilidades asignadas dentro de un ambiente determinado que puede
favorecer u obstaculizar su funcionalidad.
Una vez que el sistema psíquico se organiza y se
completa, éste será responsable de los patrones habituales de conducta de lo
personal (su forma de percibir, de pensar, sus valores, sus adaptaciones, su
manera de satisfacer necesidades y sus métodos de solución de problemas). Por
eso en cada unidad familiar los patrones de relación son particulares.
Algunas personas desarrollarán sistemas psíquicos
efectivos que son duraderos, flexibles, eficientes en satisfacer sus propias
necesidades y en adaptarse a un ambiente social cambiante: otras funcionarán
bien hasta tanto las condiciones ambientales estén dentro de las limitaciones
de su capacidad psíquica funcional y patrones habitual de adaptación; mientras
que a otras personas los cambios ambientales pueden causarles incapacidad para
afrontar e internalizar el cambio con la consecuente distorsión de las
perspectivas de vida.
Algunos ambientes familiares y sociales promueven un
funcionamiento psíquico positivo, mientras que otros ambientes no facilitan
este funcionamiento. Por ello es interesante el señalamiento del psicoanalista
Heinz Hartmann, que anota: "la adaptación es básicamente una relación
recíproca entre organismo y su ambiente, esta relación bidireccional entre el
desarrollo psíquico y el ambiente se inicia con el nacimiento", donde la
familia cumple funciones centrales, pero no exclusivas.
Estos procesos de formación de la personalidad individual
se reproducen en la personalidad social e imponen sellos en las estrategias de
desarrollo que en ocasiones atentan contra la propia naturaleza humana.
Una breve referencia por ejemplo, a los recursos del ego,
nos permiten pronosticar cómo se desarrollará personalmente el ser humano de
acuerdo al ambiente u oportunidades sociales recibidos, y qué potencial
psicológico puede o no aportar a su vida y a su unidad familiar y comunitaria e
incluye un conjunto de componentes que van desde la percepción hasta el poder.
Estos componentes, su formación definen las conductas
humanas que son estructuradas socialmente y a la vez se expresan en las
relaciones sociales que comienzan en la familia.
La importancia de esto es que un sistema psíquico
adecuado tiene un potencial de desarrollo infinito y es capaz de integrar una
multiplicidad de estímulos, conflictos y problemas que ocurren en el transcurso
de la vida, para lo cual se pueden usar métodos de solución de problemas que
mantengan niveles de madurez y estabilidad de funcionamiento psicosocial de la
persona con baja posibilidad de regresión y adecuado nivel de tolerancia a la
frustración, que es la conducta ideal a la que aspiramos en el ser humano y que
sólo es posible internalizar un ambiente de promoción humana dirigida.
Los estudios contemporáneos, nos evidencia que a cada
nivel de Desarrollo Social corresponde un determinado nivel de desarrollo
psicológico.
Un estudio de los países desarrollados, entendidos como
estados de bienestar, nos demuestra que a mejores niveles de vida (satisfacción
de necesidades humanas, relaciones sociales equitativas; patrones culturales
homogenizantes) corresponden niveles de funcionamiento eficientes o
funcionales.
Mientras que en los países subdesarrollados, entendidos
como estados de carencia, con insatisfacción crónica de necesidades, a
relaciones sociales violentas y de sobrevivencia, corresponden niveles de
disfuncionalidad y frustración.
En cada condición o estado (Desarrollo o Subdesarrollo)
existen tendencias diferentes en el uso de mecanismos de defensa como
complementos del ego para controlar las energías vitales y actuar.
El papel de los mecanismos de defensa en los países
desarrollados, es proteger la
estabilidad de la personalidad, preservar su capacidad de adaptación, transformación
del ambiente y de regulación de la convivencia.
El papel de los mecanismos de defensa en los países
subdesarrollados cambia sustancialmente; su tendencia es contrarrestar la
disfuncionalidad crónica de la personalidad; sobrevivencia al ambiente
aniquilantes de emociones, sensaciones y reacciones y reforzamiento de las
energías de id (agresividad y sexualidad) que anulan las energías del superego
(valores, conciencia).
En un pequeño y tradicional libro utilizado en Trabajo
Social y denominado El Trabajo y las Necesidades Humanas Básicas de la autora
Charlotte Towle se anota "En sociedades signadas por intereses antagónicos
de grupo, etnia o clase, los grupos familiares en desventajas se ven
enfrentados a un ambiente hostil, que les rodea de condiciones adversas y
amenaza su integridad al no tener acceso a los bienes y servicios necesarios
para su bienestar. Así, el bienestar de la organización familiar está
subordinado a la participación lograda por sus miembros en la estructura
económica social, si las necesidades básicas del adulto han sido adecuadamente
satisfechas en su infancia, niñez y adolescencia, seguidamente tendrá
ambiciones que sobrepasen la sobrevivencia, deseará realizar sus aspiraciones,
participar activamente en la vida de su grupo social, contribuir al bienestar
de los demás y superarse continuamente. Si las circunstancias limitan sus
relaciones y aspiraciones, experimentaría una privación psicosocial semejante a
la física". (Charlette Towle. El Trabajo Social y las necesidades humanas,
págs. 62 y 63).
Nuestra hipótesis es que no puede existir desarrollo
personal sin desarrollo social y que el ser humano impulsará ambos proceso de
acuerdo a las oportunidades psico-sociales, al valor y la confianza en sí
mismo, pero sobre todo a los condicionamientos políticos y económico-sociales
vivenciados. Esta amplía las perspectivas de superación y perfeccionamiento.
III. PERSPECTIVAS EN LA PROMOCION DEL BIENESTAR SOCIAL
El reto que tenemos los especialistas en familia, es
promocionar nuevas relaciones sociales que a través de cualquier unidad
impulsen mejores niveles de desarrollo de la persona y su ambiente y viceversa.
La realidad es que actuamos en condiciones adversas al
desarrollo humano. Sin embargo, aunque ambos procesos se complementan, cada uno
tiene su dinámica propia y diferente ya que, los mayores niveles de bienestar
individual, no necesariamente conducen al mayor nivel posible de bienestar
colectivo.
Parte de la incertidumbre social que experimentamos es
que no hemos logrado compatibilizar el desarrollo científico, tecnológico y la
riqueza con el desarrollo humano, con el establecimiento de nuevas relaciones
interhumanas e internacionales que concatenan las variables, riqueza, bienestar
y humanidad.
Todos coincidimos en que se realizan esfuerzos
extraordinarios para redefinir una nueva ética y moral humana donde el poder
permita ascenso colectivo y toma de decisiones respete, antes que nada, la
integridad personal y colectiva.
La realidad es que actuamos en condiciones adversas al
desarrollo humano.
Tenemos que superar la rigidez y exclusión con que
estudiamos las tipologías familiares, la dinámica intrafamiliar o los valores
familiares, la práctica científica nos demuestra que no existen posturas
definidas o exclusivas, lo nuevo es la apertura a lo real y la interpretación
concertada.
Ello, lejos de anular las identidades, las fortalece si
somos capaces no sólo de escucharnos a sordas y solas, sino de escucharnos para
buscar la verdad a partir de las diferencias y no de las semejanzas.
Un elemento importante de la contemporaneidad es que
hemos perdido el miedo a la crisis y al conflicto, los asumimos con valentía y
convicción de que la racionalidad humana siempre vence.
Por ello, los Trabajadores Sociales, quizás más que otros
cientistas sociales, privilegiamos la confianza en la humanización del
Desarrollo y en las salidas dignas a los problemas esenciales de la vida y la
sociedad.
En este sentido, al referirnos a perspectivas para el
bienestar familiar, en medio del panorama complejo del modelo de desarrollo
abordadas, tenemos que masificar el respeto y valor por el ser humano en cada
escenario en que actuemos y conducirlo a aprender a mirarse así mismo como
expresión del ambiente, y actuar en el ambiente como marco de su existencia
personal.
En esta perspectiva alcanzan mayor importancia los
modelos promocionales de bienestar familiar ya que intentan crear nuevas
dinámicas familiares a partir de la re-educación social y métodos
participativos, autogestionarios, capaces de articular personalidad y ambiente
y sociedad en un proceso inseparable de crecimiento en torno al bienestar
humano, donde la persona y la familiar adquieran la fuerza necesaria para
compatibilizar adaptación y transformación como procesos recíprocos no
contradictorios.
Aquí adquiere importancia el concepto autoestima que es
la seguridad en nosotros mismos, la confianza en el potencial de éxito que nos
caracteriza, y que nos permite actuar en situaciones de conflicto como variable
innegable de las relaciones humanas, la fuerza que el uso del fracaso como
aprendizaje para el perfeccionamiento.
La doctora Eleonar Field, psicoterapeuta norteamericana
se refiere a la autoestima como el estado físico y psicológico que permita que
nos sintamos cómodos en cualquier espacio y tomemos decisiones con convicción y
control del miedo.
Es la persona afirmativa, agresiva y a menudo quien no
tiene miedo de dar el primer paso. La culpa y preocupación son poco conocidas,
porque se está comprometida a dirigir su propia vida y proyecta propulsivamente
la vida colectiva.
La autoestima es la fuente para la creación de la
identidad. Saber realmente quiénes somos, cómo somos, y qué aspiramos en
nuestra vida.
Son estas categorías socio-psicológicas que pueden nutrir
las nuevas estrategias del Trabajo Social para el bienestar familiar en las
condiciones contextuales de nuestros países latinoamericanos.
El
Trabajo Social, para lograr impacto en las demandas de la familia de hoy, tiene
que redefinir su formación profesional en el área de familia y revisar el
perfil profesional del egresado para crear un trabajador social que haga una
gestión profesional que combine la gerencia y la promoción de programas
familiares articulados con las dinámicas reales y activas de la familia en
riesgo. Ese es uno de los desafíos del Trabajo Social de hoy.