viernes, 17 de febrero de 2012

DESARROLLO Y FAMILIA: ARTICULANDO LO PERSONAL Y LO SOCIAL DESARROLLO Y FAMILIA: ARTICULANDO LO PERSONAL Y LO SOCIAL sm


XV SEMINARIO LATINOAMERICANO DE TRABAJO SOCIAL
 "NUEVOS ESCENARIOS Y DESAFIOS PARA EL TRABAJO SOCIAL"
Guatemala, C.A.
                                                                                                         

                              EJE TEMATICO: "FAMILIA"
TEMA:      DESARROLLO Y FAMILIA: ARTICULANDO LO PERSONAL Y  LO SOCIAL
 PONENTE: DALYS BATISTA DE PEREZ
 PAIS: PANAMA
INSTITUCION: ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD DE                              PANAMA
 ALAETS       CELATS       ANETS
                                      Guatemala, 11-14 de julio de 1995

 OBJETIVOS:


1.         Analizar los efectos del Modelo Neoliberal en el bienestar   familiar de los países pobres

2.         Reconocer la interrelación entre Desarrollo, Familia y          Personalidad.

3.         Describir la articulación entre Desarrollo Social y       Desarrollo Personal en Bienestar Familiar.


EJEMPLOS TEMATICOS:

I.          Introducción

II.         Familia y Modelo de Desarrollo

III.        Desarrollo, Familia y Personalidad

IV.       Perspectivas en la promoción del Bienestar Social
                                                    INTRODUCCION

            El tema central de nuestro taller "La Familia ante los desafíos del Siglo XXI" resulta tan complejo como el tema central de XV Seminario "Nuevos Escenarios de Intervención del Trabajador Social".

            Muchas son las variables que podemos priorizar para abordar la familia de hoy y quizá no podemos siquiera concluir con una definición universal de esta unidad social.

            Para unos, la familia es el núcleo donde nace, crece y se desarrolla el ser humano y obtiene las bases para la satisfacción de las necesidades básicas, cuya estructura íntima incluye padres e hijos.

            Para otros la familia es la unión de personas para vivir con cierta estabilidad e incluye hasta una pareja de cónyuges y/o madre- hijos o padre-hija.

            Ello nos da una idea de la multiplicidad de prioridades, enfoques, concepciones, modalidades o fenómenos que se desprenden del estudio de la familia de hoy.

            Más compleja es la situación, cuando sabemos que todos lo cambios que se dan en la familia expresan, sensiblemente, los cambios en los diversos sistemas y subsistemas que modelan su estructura, naturaleza y dinámica y la vemos como una unidad de producción y reproducción dentro del sistema social, destacando su función en los procesos individuales de apoyo afectivo y además en el mantenimiento de la vida de sus miembros.

            Estudiar la familia de hoy, entonces, requiere considerar las características actuales de la época que es sustancialmente distintas a hace apenas unos años atrás. Lo significativo de hoy es el estremecimiento y desarticulación de los modelos económicos, políticos y sociales conocidos y la ausencia de reordenamiento alternativos que viabilicen nuevas opciones de Desarrollo Humano y Familiar.

            Es dentro de esta consideración textual, que intentaremos reflexionar sobre cuatro ejes inseparables que se entrelazan en el seno y en el entorno de la familia latinoamericana. Esos ejes son Desarrollo, Familia, Personalidad y Sociedad.

            Partimos del supuesto de que, el modelo de Desarrollo que se está imponiendo en la economía, Estado y relaciones sociales de los países latinoamericanos inviabiliza el desarrollo económico y político de nuestras naciones, disminuye las posibilidades de bienestar social, estrangula los niveles de vida de nuestras familias e inhibe el Desarrollo Social.

            Para desarrollar este esquema, abordaremos, brevemente los efectos del modelo económico  social en el bienestar familiar, posteriormente analizaremos cómo la familia concentra en su dinámica una inseparable relación entre el bienestar personal y el desarrollo social, para luego, abordar qué perspectiva tiene la familia que actúa en esta coyuntura de crisis y las estrategias que debemos priorizar para promover cohesión familia con identidad social.


I.          FAMILIA Y MODELO DE DESARROLLO

            Iniciaremos esta reflexión con el pensamiento de Antoni Elizalde, en relación con el concepto desarrollo y la ilusoria percepción de que el Desarrollo significa evolución, ascenso, progreso, mejoramiento:

            "Durante largo tiempo hemos creído que cualquier iniciativa que nos llevase a una mayor modernidad era buena; se llegó a creer que "todo tiempo futuro sería mejor". Sin embargo, no todo proceso de desarrollo ha conducido necesariamente a una situación más beneficiosa, y por otra parte, no todos los esfuerzos y los resultados de esos esfuerzos, se han traducido en beneficios para todos los involucrados en dichos procesos. Más aún, toda la evidencia histórica nos muestra que siempre el desarrollo de algunos se ha hecho a costa del empobrecimiento de otros". (Ponencia Central en el VIII Congreso Nacional de Trabajadores Sociales, Barranquilla, Agosto 1994).

            El análisis de Elizalde es sumamente útil para introducir nuestras reflexiones sobre el Modelo de Desarrollo Neoliberal y su efecto en el bienestar familiar.

            Luego de una década de haber iniciado las políticas de ajuste de nuestras economías ineficientes, de modernización del Estado y de las relaciones internacionales de intercambio, son pocos los que se atreven a fundamentar su defensoría del modelo, en base a los resultados obtenidos.

            No se ha observado mejoramiento del estado de bienestar que originalmente se esperaba con el mencionado efecto de derrame que se había anunciado en la economía, una vez aplicadas las innovaciones tecnológicas con eficiencia y modernización de las relaciones productivas.

            El replanteamiento del papel que estaban jugando hasta la década de los 70, los actores socioeconómicos: El Estado,el Capital, las fuerzas productivas, la sociedad civil, y su encuadramiento en un modelo que privilegiaba las leyes del mercado, la racionalidad económica y la eficiencia técnico-administrativa, no ha podido articularse en un sistema coherente, que viabilice el desarrollo con equidad.

            Lo evidente, al final de la década de los ajustes, es el mayor empobrecimiento de grandes contingentes humanos, la pauperización de las capas medias, la reducción del gasto social, con la consecuente restricción de los servicios sociales; agudización de la violencia social y familiar, inseguridad pública, desmembramiento de las estructuras de poder y desarrollo del antiestatismo.

            Con todo ello se descalifican un conjunto de asociaciones que expresaban avances en los procesos de democratización de nuestras naciones como son la relación entre Sociedad Civil y Estado, que son complementarias, porque parten de la incapacidad del Estado en materia de políticas sociales, que la propia sociedad civil había venido asumiéndola, con ventajas y desventajas, pero que al final, introducían nuevas modalidades participativas y autogestionarias que promovían desarrollo humano.

            Igual sucede con la asociación entre mercado libre y planificación que también es históricamente ascendente ya que como dice Hinkelambert "El Desarrollo de la Planificación en contra del mercado lleva a la burocratización excesiva y a la sobreplanificación que ahogan la dinámica económica. Se necesita un pensamiento de equilibrio entre ambas, en la cual, la planificación encuentre su legitimidad en la superación de los desequilirios macroeconómicos, y el mercado como fuerza descentral, dinamizadora...".

            El principal efecto que ha tenido el modelo de desarrollo Neoliberal, puede medirse en la reducción de los indicadores cuantitativos (aumento de la pobreza) y cualitativo (niveles de vida) de bienestar familiar. Cada uno de nuestros países presenta cifra con parámetro comprobado, sobre la reducción de las oportunidades de empleo, aumento del déficit habitacional, surgimiento de enfermedades típicas de la pobreza y promiscuidad, como el Dengue, el Cólera o el SIDA; la ampliación de la violencia intrafamiliar que reproduce intergeneracionalmente relaciones sociales agresivos y aniquilantes.

            Pero los efectos del modelo Neoliberal en el bienestar familiar no sólo tiene que ver con indicadores estadísticos. Se pueden plantear interesantes hipótesis sobre la modificación de los patrones de conducta y relación entre los miembros de la familia que se inspiran en los principios y pilares neoliberales y que se convierten en una nueva ética y moral antihumana, ejemplo de ello, es la internalización del individualismo y la competencia que atenta contra la indispensable solidaridad y colaboración entre los miembros de la familia.

            Principios como el totalitarismo como modelo de autoridad, rige el ejercicio del poder en las relaciones económicas y políticas internacionales desde el momento en que nuestros países han perdido su capacidad y derecho a la autodeterminación en sus decisiones más elementales con el consecuente sometimiento a políticas y planes extranjeros, y no sólo en su estilo de desarrollo como ha sido histórico en las naciones dependientes.

            La maximización de la dependencia, producto del ajuste, violenta y conflictiva la dirección de nuestros estados ya que la aplicación de las medidas pasan indispensablemente por la irracionalidad de lo externo, de lo transnacional, que obliga a sacrificios inconscientes que agreden la capacidad de tolerancia de nuestras poblaciones con efecto visible en la violencia generalizada, no sólo de carácter público, sino también en el espacio íntimo de la familia.

            El autoritarismo se expresa hoy con crudeza en las relaciones familiares donde el sometimiento, la sujeción, el miedo castran el desarrollo de la personalidad de los niños, las mujeres o los ancianos y se descalifican los acariciados valores de autonomía, disentimiento, autoafirmación, autoestima y participación con que hemos soñado en las familias de hoy.

            Es por ello, que las Naciones Unidas, en la celebración del año 1994, Año Internacional de la Familia, incorpora el concepto de familia en riesgo, para referirse a aquellas unidades vitales, incapaces de cumplir las funciones básicas de producción, reproducción y socialización. También imposibilitadas para satisfacer las necesidades básicas de sus miembros en aspectos tales como la salud, la nutrición, la vivienda, atención física y emocional y el desarrollo personal con autoafirmación.

            Son aquellas familias cuyos miembros pierden el sentido de seguridad personal de grupo, que experimentan explotación física o psicológica y que anulan a sus miembros en lugar de promoverlos.

            Estas familias en estado de riesgo crecen aritméticamente mientras la familia afectiva, pacífica y unida, con que soñábamos, se extingue en la modernidad.

II.         DESARROLLO, FAMILIA Y PERSONALIDAD

            Hemos visto algunos elementos que identifican los efectos del modelo de ajuste en la familia como unidad social.

            Intentaremos ahora adentrarnos en las relaciones intrafamiliares para observar el papel de esta familia en riesgo en el desarrollo y formación de la personalidad humana.

            Ello es pertinente cuando hablamos de los nuevos desafíos que se presentan al Trabajo Social como resultado de la crisis de la sociedad y la vida, ya que, generación tras generación, hemos acariciado perfiles ideales del ser humano (a) nuevo (a), capaz de gestionar mejores rumbos y convivencias.

            Decíamos al inicio de estas reflexiones, que los cambios en la época han redimensionado las perspectivas del bienestar humano.

            Nuevos principios regulan las relaciones entre las naciones que, aunque sigan determinados por los grandes del norte, no pueden ya, desconocer los pequeños y del sur.

            En medio de la crisis mundial se intenta delimitar una agenda para las relaciones internacionales donde indispensablemente se convoquen a todos los intereses de las regiones y países que habitamos el Planeta y donde cada partícula de interés puede determinar el producto y futuro de la especie.

            Este fenómeno se relaciona con el tan mencionado proceso de globalización del Desarrollo, que significa que las decisiones esenciales sobre la perspectiva de la vida humana no tiene fronteras nacionales, que se han articulado ejes de interés sobre el futuro de la humanidad que escapan a las posibilidades de control de las unidades sociales simples y que hoy existen decisiones globales que estremecen a cada ser humano y a cada familia al margen de su voluntad.

            Entre esas decisiones podemos citar por ejemplo, el control del medio ambiente, la reproducción de nuevas enfermedades, la ingerencia de las comunicaciones, la promoción de la mujer, la producción mundial de alimentos, etc. que llegan al seno de nuestra familia sin que demos cuenta de ello.

            Ello modifica sustancialmente la naturaleza del Desarrollo Humano y la dinámica familiar. El niño en una familia recibe condicionamientos ambientales que modelan su personalidad y su conducta con mayor fuerza que los condicionamientos que pueden ofrecer sus padres.

            Por ello, el análisis estructural, macro social tiene necesariamente hoy, que complementarse con el análisis microsocial, intrafamiliar y psicosocial que concilie la personalidad con el contexto, como ejes para definir estrategias de impacto.

            La personalidad es la expresión concreta de la esencia humana individual y define una determinada integración de los rasgos socialmente significativos y de las relaciones sociales de una sociedad, a nivel de individuo. Lo principal en la personalidad no es su naturaleza física abstracta, sino su cualidad social. Las relaciones sociales de la personalidad son la manifestación de las cualidades sociales del humano(a) en su actividad y conducta.

            Por ello el desarrollo humano, o desarrollo personal está hoy determinado por el Desarrollo Social. Tanto en condicionantes íntimas como externas del ser humano.

            Sabemos que el funcionamiento psicosocial resulta de las interrelaciones de cada sistema básico de la personalidad llevando a cabo sus responsabilidades asignadas dentro de un ambiente determinado que puede favorecer u obstaculizar su funcionalidad.

            Una vez que el sistema psíquico se organiza y se completa, éste será responsable de los patrones habituales de conducta de lo personal (su forma de percibir, de pensar, sus valores, sus adaptaciones, su manera de satisfacer necesidades y sus métodos de solución de problemas). Por eso en cada unidad familiar los patrones de relación son particulares.

            Algunas personas desarrollarán sistemas psíquicos efectivos que son duraderos, flexibles, eficientes en satisfacer sus propias necesidades y en adaptarse a un ambiente social cambiante: otras funcionarán bien hasta tanto las condiciones ambientales estén dentro de las limitaciones de su capacidad psíquica funcional y patrones habitual de adaptación; mientras que a otras personas los cambios ambientales pueden causarles incapacidad para afrontar e internalizar el cambio con la consecuente distorsión de las perspectivas de vida.

            Algunos ambientes familiares y sociales promueven un funcionamiento psíquico positivo, mientras que otros ambientes no facilitan este funcionamiento. Por ello es interesante el señalamiento del psicoanalista Heinz Hartmann, que anota: "la adaptación es básicamente una relación recíproca entre organismo y su ambiente, esta relación bidireccional entre el desarrollo psíquico y el ambiente se inicia con el nacimiento", donde la familia cumple funciones centrales, pero no exclusivas.

            Estos procesos de formación de la personalidad individual se reproducen en la personalidad social e imponen sellos en las estrategias de desarrollo que en ocasiones atentan contra la propia naturaleza humana.

            Una breve referencia por ejemplo, a los recursos del ego, nos permiten pronosticar cómo se desarrollará personalmente el ser humano de acuerdo al ambiente u oportunidades sociales recibidos, y qué potencial psicológico puede o no aportar a su vida y a su unidad familiar y comunitaria e incluye un conjunto de componentes que van desde la percepción hasta el poder.

            Estos componentes, su formación definen las conductas humanas que son estructuradas socialmente y a la vez se expresan en las relaciones sociales que comienzan en la familia.

            La importancia de esto es que un sistema psíquico adecuado tiene un potencial de desarrollo infinito y es capaz de integrar una multiplicidad de estímulos, conflictos y problemas que ocurren en el transcurso de la vida, para lo cual se pueden usar métodos de solución de problemas que mantengan niveles de madurez y estabilidad de funcionamiento psicosocial de la persona con baja posibilidad de regresión y adecuado nivel de tolerancia a la frustración, que es la conducta ideal a la que aspiramos en el ser humano y que sólo es posible internalizar un ambiente de promoción humana dirigida.

            Los estudios contemporáneos, nos evidencia que a cada nivel de Desarrollo Social corresponde un determinado nivel de desarrollo psicológico.

            Un estudio de los países desarrollados, entendidos como estados de bienestar, nos demuestra que a mejores niveles de vida (satisfacción de necesidades humanas, relaciones sociales equitativas; patrones culturales homogenizantes) corresponden niveles de funcionamiento eficientes o funcionales.

            Mientras que en los países subdesarrollados, entendidos como estados de carencia, con insatisfacción crónica de necesidades, a relaciones sociales violentas y de sobrevivencia, corresponden niveles de disfuncionalidad y frustración.

            En cada condición o estado (Desarrollo o Subdesarrollo) existen tendencias diferentes en el uso de mecanismos de defensa como complementos del ego para controlar las energías vitales y actuar.

            El papel de los mecanismos de defensa en los países desarrollados, es  proteger la estabilidad de la personalidad, preservar su capacidad de adaptación, transformación del ambiente y de regulación de la convivencia.

            El papel de los mecanismos de defensa en los países subdesarrollados cambia sustancialmente; su tendencia es contrarrestar la disfuncionalidad crónica de la personalidad; sobrevivencia al ambiente aniquilantes de emociones, sensaciones y reacciones y reforzamiento de las energías de id (agresividad y sexualidad) que anulan las energías del superego (valores, conciencia).

            En un pequeño y tradicional libro utilizado en Trabajo Social y denominado El Trabajo y las Necesidades Humanas Básicas de la autora Charlotte Towle se anota "En sociedades signadas por intereses antagónicos de grupo, etnia o clase, los grupos familiares en desventajas se ven enfrentados a un ambiente hostil, que les rodea de condiciones adversas y amenaza su integridad al no tener acceso a los bienes y servicios necesarios para su bienestar. Así, el bienestar de la organización familiar está subordinado a la participación lograda por sus miembros en la estructura económica social, si las necesidades básicas del adulto han sido adecuadamente satisfechas en su infancia, niñez y adolescencia, seguidamente tendrá ambiciones que sobrepasen la sobrevivencia, deseará realizar sus aspiraciones, participar activamente en la vida de su grupo social, contribuir al bienestar de los demás y superarse continuamente. Si las circunstancias limitan sus relaciones y aspiraciones, experimentaría una privación psicosocial semejante a la física". (Charlette Towle. El Trabajo Social y las necesidades humanas, págs. 62 y 63).

            Nuestra hipótesis es que no puede existir desarrollo personal sin desarrollo social y que el ser humano impulsará ambos proceso de acuerdo a las oportunidades psico-sociales, al valor y la confianza en sí mismo, pero sobre todo a los condicionamientos políticos y económico-sociales vivenciados. Esta amplía las perspectivas de superación y perfeccionamiento.


III.        PERSPECTIVAS EN LA PROMOCION DEL BIENESTAR SOCIAL

            El reto que tenemos los especialistas en familia, es promocionar nuevas relaciones sociales que a través de cualquier unidad impulsen mejores niveles de desarrollo de la persona y su ambiente y viceversa.

            La realidad es que actuamos en condiciones adversas al desarrollo humano. Sin embargo, aunque ambos procesos se complementan, cada uno tiene su dinámica propia y diferente ya que, los mayores niveles de bienestar individual, no necesariamente conducen al mayor nivel posible de bienestar colectivo.

            Parte de la incertidumbre social que experimentamos es que no hemos logrado compatibilizar el desarrollo científico, tecnológico y la riqueza con el desarrollo humano, con el establecimiento de nuevas relaciones interhumanas e internacionales que concatenan las variables, riqueza, bienestar y humanidad.

            Todos coincidimos en que se realizan esfuerzos extraordinarios para redefinir una nueva ética y moral humana donde el poder permita ascenso colectivo y toma de decisiones respete, antes que nada, la integridad personal y colectiva.

            La realidad es que actuamos en condiciones adversas al desarrollo humano.

            Tenemos que superar la rigidez y exclusión con que estudiamos las tipologías familiares, la dinámica intrafamiliar o los valores familiares, la práctica científica nos demuestra que no existen posturas definidas o exclusivas, lo nuevo es la apertura a lo real y la interpretación concertada.

            Ello, lejos de anular las identidades, las fortalece si somos capaces no sólo de escucharnos a sordas y solas, sino de escucharnos para buscar la verdad a partir de las diferencias y no de las semejanzas.

            Un elemento importante de la contemporaneidad es que hemos perdido el miedo a la crisis y al conflicto, los asumimos con valentía y convicción de que la racionalidad humana siempre vence.

            Por ello, los Trabajadores Sociales, quizás más que otros cientistas sociales, privilegiamos la confianza en la humanización del Desarrollo y en las salidas dignas a los problemas esenciales de la vida y la sociedad.

            En este sentido, al referirnos a perspectivas para el bienestar familiar, en medio del panorama complejo del modelo de desarrollo abordadas, tenemos que masificar el respeto y valor por el ser humano en cada escenario en que actuemos y conducirlo a aprender a mirarse así mismo como expresión del ambiente, y actuar en el ambiente como marco de su existencia personal.

            En esta perspectiva alcanzan mayor importancia los modelos promocionales de bienestar familiar ya que intentan crear nuevas dinámicas familiares a partir de la re-educación social y métodos participativos, autogestionarios, capaces de articular personalidad y ambiente y sociedad en un proceso inseparable de crecimiento en torno al bienestar humano, donde la persona y la familiar adquieran la fuerza necesaria para compatibilizar adaptación y transformación como procesos recíprocos no contradictorios.

            Aquí adquiere importancia el concepto autoestima que es la seguridad en nosotros mismos, la confianza en el potencial de éxito que nos caracteriza, y que nos permite actuar en situaciones de conflicto como variable innegable de las relaciones humanas, la fuerza que el uso del fracaso como aprendizaje para el perfeccionamiento.

            La doctora Eleonar Field, psicoterapeuta norteamericana se refiere a la autoestima como el estado físico y psicológico que permita que nos sintamos cómodos en cualquier espacio y tomemos decisiones con convicción y control del miedo.

            Es la persona afirmativa, agresiva y a menudo quien no tiene miedo de dar el primer paso. La culpa y preocupación son poco conocidas, porque se está comprometida a dirigir su propia vida y proyecta propulsivamente la vida colectiva.

            La autoestima es la fuente para la creación de la identidad. Saber realmente quiénes somos, cómo somos, y qué aspiramos en nuestra vida.

            Son estas categorías socio-psicológicas que pueden nutrir las nuevas estrategias del Trabajo Social para el bienestar familiar en las condiciones contextuales de nuestros países latinoamericanos.

            El Trabajo Social, para lograr impacto en las demandas de la familia de hoy, tiene que redefinir su formación profesional en el área de familia y revisar el perfil profesional del egresado para crear un trabajador social que haga una gestión profesional que combine la gerencia y la promoción de programas familiares articulados con las dinámicas reales y activas de la familia en riesgo. Ese es uno de los desafíos del Trabajo Social de hoy.